6 de noviembre de 2015

Orpheus Records (1970-2008)


Una sábana colgada en el exterior anunciaba en letras grandes y rojas: "Orpheus Discos Cierra sus Puertas". Me lo confirmó el mismo Rick, el hippie dueño de la tienda, empecinado en el inventario de nunca acabar de rarezas long play. 

-Hola! dije, dándole la mano. 
-Hace tiempo no se te ve por acá, me responde amable como de costumbre.
-¿Que pasó, le pregunté, indagando por el cierre. 
-Hay que irse, me dice con una sonrisa resignada. 

Agrega que el dueño del local contiguo necesita ampliarse y que le ofreció muy buena plata por el local. Me tienta diciéndome que piensa deshacerse de todo lo que veo, que aproveche los descuentos.

Le dije que me costaba creerle y que porque mejor no se iba a otro lado, a lo que respondió "estoy cansado de vender discos, lo he hecho por 35 años, ya está bueno de hacer lo mismo, llegó el momento de descansar



Fue testigo y protagonista del hipismo y del fin de la guerra de Vietnam, eventos que lo libraron de vestir zapatos por siempre, pues Rick recorría el lugar a pie descalza, hiciera frío o calor.

Al momento del cierre su negocio era considerado una rareza por dedicarse solamente a la venta de vinilos usados, incluyendo una pequeña sección de cassettes. Empezó con Orpheus a principios de los 70, y a parte de clasificar discos nada de lo que ocurría en el mundo más allá de sus puertas le interesaba o causaba más que desconfianza. En los 80 nació el microondas y la píldora contraceptiva. La sociedad acomodada reclamaba entretenimiento portable y liviano. Rick no acusó el golpe de la masificación del casete y menos lo detuvo la creación del CD. Su argumento era que esas invenciones no venían acompañadas de calidad, pudiendo corroborarlo años más tarde.

Nada distrajo a Rick de lo suyo, ni siquiera la mañana del 2001 cuando un avión que no dejó restos, se fundía en el cemento impenetrable del Pentágono. Solo le causó extrañeza el salto en la aguja del clásico tornamesa, enterándose de lo ocurrido por un cliente. Reaccionó con suspicacia, negándose a indagar mucho más. Desconfiado como siempre de la máquina de guerra gringa y sus enemigos invisibles solía decir "...desde ellos no viene ninguna verdad". Orpheus seguiría siendo su safe heaven.

Descubrí la tienda en un invierno del 2004. No registré más de 4 clientes en las 4 horas que estuve allí absorto en la colección de 150 mil discos ordenados con rigor. 


Discos long play, del viejo y anticuado método de incrustar música en surcos perfectamente alineados en una esfera oscura y brillante de acetato. De inmejorable fidelidad según sus defensores, fue solo superado en portabilidad por la obsesión humana de achicarlo todo.

Allí reencontré un homónimo de Buarque, grandes selecciones brasileras inclusive Tropicália, una rareza de Inti Illimani con la cantante Holly Near del año 1984 grabada en Berkeley. También a los Replacements, los primeros de los Smiths, The Damned, PIL y una notable cantidad de post punk inglés. También copias originales del Álbum Blanco de los Beatles, de valor inalcanzable, y una enorme colección de Bootlegs.

Por los parlantes de Orpheus se escuchaban sonidos eclécticos, desde Zappa y mucho jazz, como Theolonius Monk, Coltrane y Miles Davis. Gracias a Rick conocí al delirante Gato Barbieri enterándome de la importancia del jazzista argentino a quien pude ver en vivo poco tiempo después.

Le animaba la posibilidad de vender la colección completa a un solo interesado, que según Rick no había caso que apareciera. Si no lo encontraba pensaba abrir una tienda por Internet, aunque decía que le daba una pereza mayúscula inventariarlo todo. Me preguntaba Rick porqué no le compraba la colección completa, a lo que respondí que no tenía ni el dinero ni mucho menos el espacio para guardarlos en la caja de zapatos en que vivía en la época.

Nota escrita en Blogger en el verano de 2006, en la ciudad de Washington DC, y terminada en una primavera con pinta de invierno en el mes de noviembre 2015 en Santiago de Chile, mientras revisaba nostálgico algunos discos comprados en el 2006 a Rick, Rick Carlisle, el hippie sin zapatos, presumiblemente jubilado del oficio que lo hizo famoso.Qué pensará del actual revival que vive el vinilo?

18 de octubre de 2015

La Feria Internacional del Libro de Santiago, FILSA 2015.

La Feria Internacional del Libro de Santiago, FILSA, en su versión N°35, se realizará entre el 22 de octubre y el 8 de noviembre de 2015, en el Centro Cultural Estación Mapocho.

4 de junio de 2015

Mañana se fía...

La desaparición del negocio de barrio es un buen ejemplo de la transformación de la ciudad, que ha ido borrando carácter y singularidades a los barrios.
Las esquinas que los albergaban van pareciéndose cada vez más unas a otra, vistiendose de un mismo uniforme: la tríada de farmacias, una tienda de comida rápida y un "mini market", tipo de negocio que sustenta su éxito en la sustitución del tradicional negocio de barrio.

La cadena OK Market, con sobre los 100 locales en Chile, se disputa espacios comerciales con Big Jonh (que aún siendo chilena se apellida "The Convenience Store"). Estas franquicias, que niegan adaptarse al estilo arquitectónico del entorno, empujan estilos de consumo ajenos a las tradiciones locales. Es un próspero devenir, tanto así que la mega cadena estadounidense 7 Eleven ha anunciado su llegada. 

"La batalla que ha desatado esta competencia" celebran los medios la pelea que acabará por extinguir el boliche de la esquina, y con ello la venta de productos de producción local (humitas, pichangas, empanadas, arrollados o pastel de choclos), de mercaderías de primera necesidad en cantidades y precios reducidos y el tradicional fiado.

16 de abril de 2015

Kym y Lyn Bolton

Las personas se mueven por el mundo de maneras insospechadas.

Kym y Lyn Bolton, son australianos. Entraron a Chile por el paso Chacalluta a fines de julio del 2014 abordo de su ScrubMaster’s Off Road Overland Camper de color blanco, fabricadas el mismo Kym en la ciudad de Brendale, al norte de Brisbane capital del estado de Queensland.


Coincidimos a principios de septiembre, en uno de los esplendidos atardeceres que se aprecian desde el observatorio de Collowara en las afueras de Andacollo. Llegaron animados por una guía extranjera escrita, que contiene información del país que la mayoría de los chilenos desconocemos. 

Invitamos a nuestros amigos Aussie, a sumarse a nuestro recorrido por el observatorio y a hacer parte de la inauguración de una muestra gastronómica local que organizábamos por esos días. 

Kym me cuenta que han estado casados por casi 45 años, tienen 3 hijos y 6 nietos. Han recorrido el mundo bajo la filosofía de que "Having only one chance on this planet we chose to see and experience the world now". 

Habiendo participado en una inmensidad de desafíos 4x4, desde el año 1999 sus vacaciones han sido sinónimo de recorridos por el Outback, como se conoce el interior remoto semi árido de Australia. Ese mismo año, cruzaron los 1500 km de largo del desierto Simpson, uno de los más grandes del mundo, ruta trazada otrora por el explorador y geólogo británico Cecil Madigan, quien lo hiciera a bordo de camellos en el año 1930, sorteando temperaturas de hasta 50 grados. 

Al año siguiente Kym y Lyn cumplieron una hazaña mayor. Siguiendo los 2250 km del Trópico de Capricornio cruzaron Australia justo por la mitad. Continuaron posteriormente por el sudeste asiático para llegar a su objetivo mayor, el cruce de Rusia. Partieron por Vladivostok en el lejano oeste, alcanzando Mongolia y luego a Murmansk en el norte, sede base de la Armada Rusa, para terminar en la Laponia de Finlandia y Noruega.

Nos pidieron pernoctar en las afueras del observatorio sorprendidos con la vista y cansados por el largo trayecto de la semana.

Pasaron por Santiago en abril, y antes de seguir hacia el sur decidieron hacer una pausa en su recorrido para volver por un mes a Australia y visitar a sus hijos y nietos.

La pasada por Andacollo y nuestro fortuito encuentro, lo describen acá.

21 de marzo de 2015

Somos sorprendentes

Unos 2 o 3 años atrás, se encargó a los barceloneses de Chias Marketing el diseño de la marca de la ciudad de Santiago. Concurso público mediante, el ganador fue votado popularmente, gran novedad en el medio local. La polémica se instaló una vez elegido el diseño, dada la inegable similitud de este con el logo de la Fundación para la Confianza, y un cierto parecido con la tipografía de la marca de Sao Paulo, en Brasil. Su slogan "Siente Todo Chile", fue ampliamente criticado por arrogarse la representatividad de Chile y la provincia de Santiago completa.
En Revista Sentidos Comunes, "Los Creadores del logo de Santiago cuentan su historia y responden a las críticas".
Las marca país no ha corrido mejor suerte existiendo en menos de 10 años una série de ellas: "A Natural Inspiration, y el "All Ways Surprising". Un paréntesis curioso resultó el "Do it the Chilean Way" en medio de la algarabía del rescate de los 33 mineros. Por fortuna venció el buen criterio, librándonos de un slogan que venía a presumir la cuestionable capacidad local de resolver problemas de mejor forma que en otras partes del mundo.

¿Somos una inspiración natural? ¿y la cultura? se preguntaron legitimamente algunos. ¿Somos sorprendentes? Si, de maneras tanto positivas como negativas, alegaron otros. ¿Alguien ha vivido un terremoto en Chile? Nada más sorprendente.

15 de marzo de 2015

Libro olvidado

Último domingo de vacaciones. Acabamos de llegar de viaje y la enminencia del lunes se hace demasiado evidente. En una esquina de la habitación la maleta que acompañó mis aventuras gorda y apretada, me observa como queriendo decirme algo.

Decido dejarla cerrada, intacta tal y como llegó de ese país destacado como uno de los más alegres del mundo. Mi ropa formal de trabajo me espera en el closet y por cábala no la mezclo con bermudas o chalas de goma, ni menos con poleras de colores. Mi deseo es sencillo, perdurar la sensación de vivir de una maleta donde todo lo necesario está ahí en no más de 100 centímetros cúbicos de plástico. Que esa maleta conserve mi estado de ánimo vacacional cuando mi única preocupación era no dormir pasadas las 10 y 30 de la mañana hora de cierre del abundante desayuno.

Y así propongo asomar la nariz por una pequeña rendija de esa maleta cerrada cada día lunes, y sentir el olor de la lluvia y esa humedad propia de una selva que se moja con el Atlántico.

Pero el lunes es inminente y se nos viene como un tsunami, por lo que en un instante de lucidez concluyo que mantener imperecederos esos recuerdos de sabores, olores y visiones de cielo azul que tanto goce flotando panza arriba en el mar cálido, puede que sirva más bien para dejarme arrastrar hacia ataques de nostalgia infantiles que de nada servirán.

Con total hidalguía como quien se baña al amanecer en agua helada, abro de un sopetón la maleta y procedo a vaciarla por completo obviando los aromas vacacionales que desfilaban por mi nariz, impregnados en camisas y bermudas, y en ese libro inolvidable que descubrí empolvado en un librero del hotel.

Menos de 2 minutos me tomó abrirla y vaciarla, dejar ropas en el canasto de lo sucio, cerrarla y bajar a la bodega sin vacilaciones, dejandola olvidada junto a otras que han corrido similar indiferencia.

Voy a dormir decidido en dejar las sensibleras pendejas post estivales, no obstante con la persistente sensación de que estoy obviando algo poderoso, de que deberé hacerme el loco y que esta sensación me acompañará un buen tiempo.

24 de enero de 2015

Pedro Lemebel (1952-2015)

Pedro Lemebel en Feria Internacional del Libro de Santiago 2013
© Pablo Retamal