Fedetur fue creada para constituir una contraparte privada representativa ante el gobierno, que asegurara que los anhelos de la industria turística se vieran reflejados en las políticas de Estado. A casi dos años de su creación han avanzado quizá por sobre sus mismas expectativas. Fue posible comprobarlo en el 2º Seminario Internacional realizado por ellos el 3 de junio pasado, el que contó con 5 presentaciones de alto nivel de representantes de los entes de promoción de Argentina, Australia, Colombia, Francia y Perú, quienes se explayaron en detalle respecto a la institucionalidad de promoción por ellos utilizada, con tal de generar una discusión en torno a la utilizada en Chile. Fue una discusión amplia, enriquecedora y oportuna dado el inminente vencimiento del plazo que la Nueva Ley de Turismo de Chile establece para el retiro de Sernatur como socio principal de Turismo Chile, fijado para principios del 2012. A partir de lo escuchado y discutido, concluyo que:
La discusión respecto al financiamiento que destina Chile para promoción turística debiera transitar desde una discusión centrada en la cantidad, a una centrada en la eficiencia de los recursos. Así lo reiteró cada uno de los expositores extranjeros, desde las ideas audaces y bien implementadas de Colombia (y la necesidad de ser más tácticos que tratar de cubrir todo el planeta), al énfasis de Australia en la medición del retorno de la inversión, compartido por todos. La medición de resultados es una de las áreas de mayor amateurismo en la promoción turística de nuestro país.
El esfuerzo también pasa por elevar la categoría del turismo en Chile. Este sector sigue siendo subestimado, considerado frívolo y poco valioso por la autoridad ejecutiva y legislativa. Si tanto es el potencial económico del sector como sostiene Pedro Margozini y tan sencillo es dar un salto cualitativo (a partir de más recursos para promoción), resulta obvio preguntarse porque nunca se ha hecho.
Dos aspectos han contribuido: en primer lugar TurismoChile ha tenido una misión incompleta. En segundo lugar el pobre control de las autoridades anteriores a esta organización le hicieron un flaco favor. En los períodos anteriores el discurso estuvo siempre centrado en la obtención de recursos adicionales y nunca en justificarlo mediante una correcta medición del impacto de la promoción en la creación de valor económico, como si de alguna forma Turismo Chile hubiese estado exento de la obligación de explicar y fundamentar de que manera los recursos que se le han cedido para promoción (que son públicos) efectivamente aportan al bien estar económico de la población.
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