Como el suizo "loco" aquel que conocimos, que decidió instalarse en la afueras de Bahía Murta frente al lago General Carrera cuando no había un solo camino para llegar allí. Se buscó una mujer que fuera tan loca como él y le aceptara irse a vivir literalmente a la punta del cerro rodeada de la nada misma.
©Pablo Retamal |
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Ya han pasado 15 años. Hoy viven en una cabaña mucho mayor que el propio suizo nuevamente construyó con sus mismas manos. Es de troncos artesanales y algo irregulares que acentúan lo rústico. Entre cada tronco largas tiras de piel de oveja le proveen una excelente aislación. La cabaña se encuentra a unos 50 metros de la anterior, sobre una pequeña lomita. La protegen de los vientos invernales una hilera de frondosos cipreses. Tiene una vista cinematográfica hacia el lago y su extremo opuesto.
El suizo Bernard sabia muy bien que lo que deseaba era paz. Por eso hizo su cabaña a exactos 20 minutos de empinada caminata desde donde los automóviles logran llegar. Todo insumo pesado que sea imprescindible lo trae una junta de bueyes.
Su hijo camina por casi media hora al colegio en solitario, varios días a la semana cortando camino por entre los bosques de cipreses. Se me hace una especie de Tom Sawyer de la patagonia chilena.