15 de noviembre de 2012

Aysén 3 - Un suizo loco en la punta del cerro

No se le hace justicia comparar a Aysén con cualquier otra parte del planeta. Aysén solo se compara a si misma. Es singular y hermosa desde y hacia donde se le mire. No cuesta nada entender porqué tanta gente que la visita decide simplemente quedarse. Como si algo les hiciera click muy adentro, y deciden abandonarlo todo y asentarse sin más provocación que la combinación de lo puro y lo bello, que puede llegar a transformarlo a uno.

Como el suizo "loco" aquel que conocimos, que decidió instalarse en la afueras de Bahía Murta frente al lago General Carrera cuando no había un solo camino para llegar allí. Se buscó una mujer que fuera tan loca como él y le aceptara irse a vivir literalmente a la punta del cerro rodeada de la nada misma. 
©Pablo Retamal

©Pablo Retamal

Vivieron un largo tiempo en carpa mientras construían a punta de martillo su adorable cabaña de 3x3 metros con un pequeño fogón a leña y un baño exterior a unos 10 metros. Allí se la pasaron felices e incontables crudos inviernos, junto a un recién nacido y su pequeño perro. Construyeron el granero, el establo para un par de cabritos, y el invernadero. El agua les llega por gravedad desde una vertiente algo más arriba, tan pura como sus tomates, su queso, los huevos y casi todo lo que consumen.

Ya han pasado 15 años. Hoy viven en una cabaña mucho mayor que el propio suizo nuevamente construyó con sus mismas manos. Es de troncos artesanales y algo irregulares que acentúan lo rústico. Entre cada tronco largas tiras de piel de oveja le proveen una excelente aislación. La cabaña se encuentra a unos 50 metros de la anterior, sobre una pequeña lomita. La protegen de los vientos invernales una hilera de frondosos cipreses. Tiene una vista cinematográfica hacia el lago y su extremo opuesto.

El suizo Bernard sabia muy bien que lo que deseaba era paz. Por eso hizo su cabaña a exactos 20 minutos de empinada caminata desde donde los automóviles logran llegar. Todo insumo pesado que sea imprescindible lo trae una junta de bueyes. 

Su hijo camina por casi media hora al colegio en solitario, varios días a la semana cortando camino por entre los bosques de cipreses. Se me hace una especie de Tom Sawyer de la patagonia chilena.

8 de noviembre de 2012

Gente recta

©Pablo Retamal

7 de noviembre de 2012

Andacollo 4 - Un elefante de piedra andacollita

No es de extrañar que en Andacollo tantos practiquen la orfebrería. Es un pueblo minero.

Sin embargo, el tiempo y la modernidad no le han bien a la preservación de su cultura orfebre. Sus piezas han perdido carácter llenándose de motivos que poco tienen que ver con su identidad. Entre otras figuras ajenas a lo local destacan el Moai, el gavilán, el elefante africano, entre otros con reminiscencias foráneas modernas.

Fue así como se nos ocurrió, en el marco de un proyecto que por esos días realizábamos allí, llevar a Andacollo, un diseñador experto en el tema. Nacido en Venezuela, donde vivió sus primeros años, Vincenzo fue criado en Milano, Italia, y en su oficio ha construido una vasta trayectoria por su trabajo en Egipto, China, India y Brasil, países donde pasa largas temporadas del año trabajando en pequeñas localidades. 

Resolveríamos el problema de identidad de Andacollo, con alguien que por su vida de trotamundos ya se debe cuestionar sus orígenes e identidad, pero que sin embargo ha ayudado a muchos a rescatar la propia.

El trabajo consistió en una detallada revisión del patrimonio local para crear un amplio conjunto de iconos que trabajados cuidadosamente dieron como resultado un Manual Iconográfico, objeto de inspiración que con el cuál se trabajó junto a 16 orfebres locales, quienes, guiados por Vincenzo, crearon una serie de joyas con una fuerte identidad local, con motivos extraídos de la Basílica, del baile Turbantes, cactuses, el minero y sus costumbres, entre otros motivos.

Esta actividad representa un punto de inflexión importante para la orfebrería local, una contribución al rescate de un patrimonio que por distintas razones se invisibiliza en nuestros pueblos, que a ratos pareciera no existir, pero que está muy presente, solo requiere de un pequeño empujón, y de gente tan valiosa como los artesanos de Andacollo.

Un muestra del trabajo desarrollado:



3 de noviembre de 2012

Santa Ana, Chiquitos, Bolivia

Santa Ana 3 by P_R_
©Pablo Retamal

1 de noviembre de 2012

Aysén 2 - El que se apura pierde el tiempo

"El que se apura pierde e tiempo", nos advierte Luis, nuestro guía en un recorrido por Aysén con los tiempos algo estrechos. Fue técnico agrícola y había recorrido la región de cabo a rabo, inclusive pastoreando ganado sobre varios metros de nieve. Eso hasta que lo fichó un operador gringo especialista en expediciones complejas, con el cual aprendió la base de lo que es hoy su empresa, de la cual es chofer, guía, fixer y gerente. 
Annais Ferreira: www.flickr.com/photos/annais/
A las 3 horas, rendido ante el ruido monótono del motor, la media luz del atardecer y la sinuosidad del camino, me quedo dormido. Al despertar casi llegando a nuestro destino, veo que Luis sigue recio al volante, sin el más mínimo asomo de agotamiento. Se me ocurre que soy un pésimo copiloto. 

El recorrido partió en Balmaceda cerca del medio día y siguió hasta Cerro Castillo donde nos esperaba un restaurante cerrado para nuestros decepcionados estómagos, que amablemente abrió ante las ágiles gestiones de Luis, y que nos brindó una cena de proporciones descomunales. De ahí seguimos a Puerto Río Tranquilo. De ahí al día siguiente a Bahia Murta y luego un enorme tramo en subida hacia Puyuhuapi, para cerrar en La Junta, hacia los confines orientales de la región de Aysén, uno de los lugares más espectaculares que podría uno visitar en esta tierra.