Propio de países con industrias turísticas avanzadas y solidas en investigación & desarrollo, es que a cada cierto tiempo surjan allí conceptos novedosos para definir comportamientos de la demanda, en base a tendencias que han sido estudiadas en el tiempo, y que por acá generan fervientes seguidores que les propagan y defienden como si de ello dependiera el porvenir de la nación. Y habiendo nacido en esos países, como conceptos referidos a categorías de demanda, en Chile pasan a ser una nueva categoría de oferta. El turismo es una actividad compleja de impulsar e involucra largo plazo, leyes, tediosos acuerdos, investigación, y por ende recursos. Por estos lados la rueda turística está en permanente reinvención. Es por ello que el Turismo Rural (concepto de moda aquí a fines de los 90) se implementó a medias enfocado en un producto turístico rural, olvidando que hubo una tendencia de mercado e incentivos legales en esos países que lo hicieron factible. Que decir del Ecoturismo, algo ya en deshuso ante la moda del Geoturismo, que no deja de ser más que un turismo responsable, pero con las espaldas marqueteras del National Geographic.
Si tan solo nos pusieramos de acuerdo en que matices más o menos, hoy, lo que importa en términos de oferta es lograr armonía entre los intereses del inversionista, el turista, el local y el medio ambiente. ¿Importa como se le llame? Importa, pero cuando responde a una demanda de un colectivo de personas determinado.
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