La familia Alballay es parte de la historia viva de Andacollo. Es de hecho una de las más antiguas, directos descendientes de los Diaguita, cultura que heredó la metalurgia en oro y bronce de su relación con los Inca, mucho antes de la llegada de los españoles.
Utilizamos su historia, contada amablemente por la Sra. Teresa Alballay en un ejercicio de interpretación turística en Andacollo en mayo pasado. En él, trabajábamos en el diseño de un programa interpretativo identificando atributos intangibles de lugares tangibles, y valores universales, que por ser comunes a todo ser humano, permiten crear conexiones intelectuales con los visitantes.
©Pablo Retamal |
En el relato de la dura vida de los Alballay, contada por la señora Teresa, el sacrificio, la tenacidad y el sufrimiento abundan. En la Mina Santa Ana, en el sector de Altamira, los Alballay vieron su vida pasar desde las extrañas de la tierra. Allí vieron la muerte de cerca. A 400 metros de profundidad lo perdieron todo e hicieron fortuna una y otra vez. Perfeccionaron su oficio y se hicieron tan sabios como para ver oro en la roca de solo mirar el cerro a la distancia.
Es la vida minera. La vida de la soledad del viejo y su mujer. Es el cerro, la esperanza y la decepción del oro. Es también el alcohol, las putas y la silicosis. Es también la roca filosa, la pólvora y el mercurio, el burro y los cogolleros.
Es la historia viva de Andacollo.
Es la vida minera. La vida de la soledad del viejo y su mujer. Es el cerro, la esperanza y la decepción del oro. Es también el alcohol, las putas y la silicosis. Es también la roca filosa, la pólvora y el mercurio, el burro y los cogolleros.
Es la historia viva de Andacollo.
Por la Interpretación entendimiento...Por el entendimiento aprecio...Por el aprecio protección.
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