4 de diciembre de 2010

Profe

Me han invitado a hacer clases en un institución de educación privada. Si llego a aceptarlo, no lo haré ni por el interés de sumar trayectoria ni por mantener conocimientos al día. Menos por la plata, ya se sabe que no es mucha. Diría que si porque me seduce la experiencia. Desde cuando empecé en esto he tenido que dar charlas a audiencias variopintas, desde colegas apáticos, hasta autoridades intimidantes y/o desconcertantes que les importa un rábano todo, excepto escucharse a sí mismo (o chequear reiteradamente su blackberry mientras alguien expone). También un Diplomado que me cambió la vida, pero nunca una cátedra de un semestre de duración. Enfrentar a un grupo de estudiantes ABC1 abúlicos que están pagando caro y esperan la oportunidad de hacertelo saber me resulta curioso. Pero sobretodo si en ellos está, como en muchos a esa edad, las ganas por aprender, pero también de ser oídos.

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